Hasta hace
poco tiempo el control de procesos industriales se hacía de forma cableado por
medio de contactores y relés. Al operario que se encontraba a cargo de este
tipo de instalaciones, se le exigía tener
altos conocimientos técnicos para poder realizarlas y mantenerlas. Por
otra parte, cualquier variación en el proceso suponía modificar físicamente
gran parte de las conexiones de los montajes, siendo necesario para ello un
gran esfuerzo técnico y un mayor desembolso económico.
En la actualidad, no se puede entender un
proceso complejo de alto nivel desarrollado por técnicas cableadas. El
ordenador y los autómatas programables ha intervenido de forma considerable
para que este tipo de instalaciones se hayan visto sustituidas por otras
controladas de forma programada.
El término PLC
de amplia difusión en el medio significa en inglés, Controlador Lógico
Programable. Originalmente se denominaban PCs (Programmable Controllers), pero,
con la llegada de las IBM PCs, para evitar confusión, se emplearon definitivamente las siglas PLC.En Europa, el
mismo concepto es llamado Autómata Programable.
La
definición más apropiada es: Sistema Industrial de Control Automático que
trabaja bajo una secuencia almacenada en memoria, de instrucciones lógicas.
Es un
sistema porque contiene todo lo necesario para operar, e industrial por tener
todos los registros necesarios para operar en los ambientes hostiles
encontrados en la industria.
Esta
familia de aparatos se distingue de otros controladores automáticos en que
puede ser programado para controlar cualquier tipo de máquina, a diferencia de
otros muchos que, solamente pueden controlar un tipo específico de aparato. Un
programador o Control de Flama de una caldera, es un ejemplo de estos últimos.
Los PLC's o
Autómatas Programables, son dispositivos electrónicos creados específicamente
para el control de procesos secuenciales, es decir procesos compuestos de
varias etapas consecutivas, con el fin de lograr que una máquina o cualquier
otro dispositivo funcione de forma automática. Puesto que están pensados para
aplicaciones de control industrial, su diseño les confiere una especial
robustez.
El PLC es realmente el cerebro que gestiona y
controla automáticamente nuestras instalaciones. Dependiendo del tamaño de la
planta y de la complejidad de la automatización, el número de autómatas puede
variar desde uno hasta un número importante de autómatas enlazados.
Los autómatas nos ofrecen muchas posibilidades
de configuración. Así, como decíamos anteriormente, dependiendo de la magnitud
de la instalación, es posible que el que lo solicite encuentre desde el
autómata compacto más básico al más complejo equipo de control con multitud de
módulos de entradas y salidas, sin que ello repercuta en las posibles
ampliaciones futuras del sistema. Como ejemplo, si nuestra instalación va a
dedicarse simplemente a llenar sacos desde una tolva hasta llegar a un peso
determinado, solamente vamos a necesitar un visualizador de peso y un pequeño
autómata que nos permita controlar la descarga. Si por el contrario, disponemos
de varios silos, con una o más básculas, con transporte neumático a diferentes
destinos, con cintas transportadoras, etc., el sistema puede constar de varios
autómatas comunicados entre sí a través de una red, cada uno de ellos
controlando una parte de la planta, sin perder por ello el concepto de
conjunto, lo que nos permite tener un control total sobre el sistema.
Es posible que las instalaciones sean capaces
de realizar distintas funciones simultáneamente. Esto significa que se puede
controlar varios procesos tanto secuencialmente como en paralelo.
A modo de ventaja que ofrecen estos autómatas,
es que poseen un gran número de funciones internas que ayudan a identificar
problemas, se trata de la capacidad de diagnósticos avanzados (autodiagnosis).
Es el propio autómata el que, a través de su propia estructura y software
interno, nos informa de su estado, lo que evita pérdidas de tiempo en búsquedas
infructuosas o muy costosas (fallos de interruptores, pilas agotadas, etc.)
En definitiva, al utilizar los PLC ó autómatas
y software se puede realizar un control total sobre la instalación, desde la
carga de material hasta el destino, pasando por cada uno de los subprocesos
intermedios de la producción. Todo esto se realiza de una forma totalmente
automatizada, minimizando en lo posible la intervención del operario, aunque
siempre ofreciendo la posibilidad de ajustar el funcionamiento de la
instalación mediante los numerosos parámetros de los que se dispone,
debidamente detallados y proporcionando toda la información necesaria para el
seguimiento del proceso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario